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Pasos

1. Lo primero que hay que hacer en el mantenimiento de una bicicleta es limpiarla y conservarla limpia. Si la vas a utilizar por la ciudad, el polvo y la suciedad proyectada al cuadro y las ruedas serán abundantes. Una bicicleta que se usa es una bicicleta que se ensucia, y cuanto más ruedes, más expondrás la bici a la suciedad.
   Un ciclista que use la bicicleta a diario para ir al trabajo o a estudiar no necesita limpiar la bici a fondo cada día, ni siquiera si vives en un apartamento. Sin embargo, darle un poco con el trapo al cuadro, las ruedas y la cadena (unos dos minutos al día) basta para mantener la bicicleta en perfecto estado de funcionamiento.
2. Depende de la frecuencia de uso, pero se recomienda una limpieza completa de la bicicleta cada dos semanas para los que van al trabajo en bici a diario, o una vez al mes si la bici se usa de forma más ocasional.
   Lava la bicicleta con un chorro de agua y productos de limpieza específicos para evitar dañar las juntas, las pastillas o la pintura. Con los cepillos, repasa bien todos los recodos de la bici como el eje de pedalier, el cassette o la cadena.
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   no uses una limpiadora de alta presión ya que puede dañar las juntas, los rodamientos, la pintura o las pegatinas.
3. Seca con un trapo los elementos sensibles como los rodamientos, la transmisión y si tiene suspensiones para evitar que se pegue el óxido. Después, lubrica la transmisión con el aceite específico (al menos una vez al mes en función de la frecuencia de uso de la bici).
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   aprovecha para comprobar el aspecto de los componentes y las soldaduras del cuadro por si hay algún problema.
4. Cuando la bici esté seca, puedes darle el toque final y proteger la pintura del cuadro con un abrillantador y un trapo limpio.
5. Una vez que tengas la bici limpia y lubricada, comprueba los siguientes puntos:
   - Cierre de los ejes de las ruedas, puentes/discos de freno y del puesto de conducción (manillar/potencia).
   - Cierre de todos los tornillos de la bicicleta.
   - Desgaste de las pastillas.
   - Desgaste de la transmisión.
   - Holgura o juego en la dirección.
   - Holgura o juego en las ruedas.
   - Holgura o juego en el pedalier.
   - Desgaste e inflado en las cubiertas (al menos una vez al mes en función de la frecuencia de uso).