¿Cuál es el cuadro más adecuado?
Antes de escoger un cuadro tienes que definir tus objetivos en la disciplina. Si lo vas a practicar como una actividad de ocio, mejor que sea un cuadro cómodo y resistente. Si, por el contrario, buscas el mejor rendimiento, deberás tener en cuenta (más que en el resto de disciplinas de MTB) el peso y la respuesta para responder a todos los movimientos y los cambios de ritmo continuos. Estos puntos clave dependen a su vez del presupuesto, que te dará la respuesta a la decisión entre un cuadro de acero o aluminio si es para el ocio, o de carbono si es para el rendimiento.
Además del material, otra elemento importante que hay que decidir es si la suspensión es simple o doble. La cinemática de las bicicletas ha avanzado tanto en los últimos años que casi ha eliminado el efecto bombeo en el pedaleo, limando las grandes diferencias de rendimiento, pero siguen existiendo otras diferencias notorias. Un modelo de suspensión semirrígida de la misma gama es más ligero, más asequible y tiene un mantenimiento más sencillo. Por su parte, un modelo de suspensión doble o completa es más cómodo, tiene más tracción y absorbe mejor los saltos.
El tamaño de las ruedas sería el último criterio: 26 pulgadas si prefieres una bici más manejable y con mejor respuesta, aunque este tamaño es cada vez más escaso en los catálogos de los fabricantes (se reserva casi todo para los modelos junior); 27,5 pulgadas para tener el mejor equilibrio entre respuesta y facilidad de conducción (la mejor opción para las personas que midan entre 1,60 y 1,70m); o 29 pulgadas para que la bici sea más rápida y tenga una mayor capacidad para superar obstáculos (para personas con una estatura a partir de 1,70-1,90 m). Hay que señalar que el formato 27,5+ (ruedas de 27,5" que pueden montar cubiertas de mayor tamaño) es un tamaño híbrido que proporciona más comodidad, estabilidad y polivalencia, ya que muchos modelos de 27,5+ permiten montar ruedas de 27,5+ o 29" sin problemas.