CARRETERA - Transmisión > Transmisión electrónica

La transmisión electrónica ha sabido evolucionar hasta llegar a la madurez con una gama de productos cada vez más amplia. Pero, ¿por qué deberíamos pasarnos a una transmisión electrónica? ¿Es una ventaja o una fuente de problemas?

La principal ventaja es también la más sencilla y evidente. Un cable y una funda en mal estado o mal lubricada es la primera razón por la que puede funcionar mal una transmisión. Sin embargo, con la transmisión electrónica, se acabaron los cables, las fundas y los problemas.

La última ventaja insuperable tiene que ver con el montaje de los componentes. Si las diferentes piezas de la transmisión se montan con relativa facilidad, todo se complica cuando hay que ajustarlas y configurarlas. Si tenemos un grupo electrónico, el ajuste es automático. Normalmente, esta característica es diferente en cada marca, pero en general siempre tendremos que ajustar los extremos de los desviadores. Después, basta con colocar el desviador en un piñón particular para tener una referencia y el resto es pan comido. Los desviadores se ajustan y alinean en función del desarrollo de forma automática.

A pesar de todas estas ventajas, algunos ciclistas todavía tienen miedo a probar los sistemas electrónicos. Las quejas más habituales tienen que ver con el sellado y la autonomía. La resistencia al agua y el barro de estos sistemas está más que probada desde hace años, especialmente en disciplinas como Ciclocross, en donde las condiciones meteorológicas pueden ser extremas. La fiabilidad está garantizada por los componentes y los conectores. La autonomía (depende de cada versión) anunciada por los fabricantes está entre los 1.000 y 2.000 km, lo bastante para cubrir la distancia entre Barcelona y Cádiz.

Entonces, ¿te convence la transmisión electrónica?