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Las manetas de freno para bicicletas de carretera son, obviamente, un elemento de frenado ante todo. Las manetas van fijadas a la prolongación del manillar y se caracterizan, con respecto a las manetas de MTB, por presentar un soporte adicional para las manos. Al tirar de la maneta, tiramos del cable, que, alojado en su funda correspondiente, pondrá en funcionamiento el puente. Cuando el puente del freno se estrecha, los patines, fijados a los extremos de las zapatas, se ponen en contacto con la llanta y frenan la bicicleta de carretera. La calidad del frenado depende obviamente de la precisión y la fluidez de la maneta y de la calidad de los cables y fundas, de los puentes y de los patines. Piensa que deberás elegir los patines en función del tipo de llanta que utilices (carbono o aluminio) para evitar sorpresas desagradables.
Las manetas de freno para bicicletas evolucionaron a principios de la década de los 90 y pasaron a integrar el cambio de velocidades en las fundas de protección. En principio, las manetas se instalaban en el cuadro, pero los fabricantes aprovecharon la posición y forma perfectas de las manetas para integrar en las mismas el sistema de cambio de velocidades. De tal modo, el corredor puede cambiar la velocidad y utilizar el freno a la vez. Como ocurre con los pedales automáticos, esta evolución forma parte de las mayores innovaciones de los últimos 30 años en cuanto a ciclismo.